La tercera prueba: el conocimiento

Esta prueba se extrae de la historia entre el Profeta Moussa (que la paz sea con él) y Al-Jidr. Allah, subhanahu, nos quiso enseñar una valiosa lección a través de la historia de Moussa: nunca debemos decir "Yo soy el más sabio" o "Fulanito es el más sabio", sino más bien debemos atribuir siempre el conocimiento a Allah, subhanahu, pues Él es quien nos bendice con Su conocimiento si así lo quiere.  

Otra lección que se nos enseña es que, en la búsqueda del conocimiento, debemos actuar con paciencia y perseverancia, sin apresurarnos a obtener respuestas a todo. Cuando Moussa y su ayudante se cansaron del viaje y Moussa le pidió comida, esto también nos deja una enseñanza: el camino hacia el conocimiento verdadero es difícil y requiere mucho sacrificio y esfuerzo.  

A través de Al-Jidr, aprendemos la relación entre el bien y el mal y la importancia de no apresurarnos a cuestionar el decreto de Allah, subhanahu sino más bien a aceptarlo. Nuestro conocimiento queda resumido en una poderosa declaración de Al-Jidr sobre la insignificancia de nuestro conocimiento:

Un pájaro se posó en el borde de la embarcación y sumergió su pico en el agua del mar. Al observar esto, Al-Jidr le dijo a Moisés: "Mi conocimiento y tu conocimiento, en comparación con el conocimiento de Allah, no es más que lo que este pájaro ha tomado del mar con su pico."

Asimismo, nunca debemos seguir el ejemplo de Qarún, quien, con soberbia e ignorancia, dijo cuando Allah, subhanahu, le otorgó grandes tesoros (hasta el punto de que las llaves de sus cofres eran pesadas para un grupo de hombres fuertes):  

{Lo que se me ha concedido es gracias a mi conocimiento.}

Este relato nos recuerda que todo el conocimiento y las bendiciones provienen únicamente de Allah, y debemos ser humildes y agradecidos en nuestra búsqueda del saber.

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